Si has llegado hasta aquí, no es casualidad. Tal vez, como yo, te estés planteando cómo quieres vivir los próximos años. Qué quieres hacer con tu tiempo, con tu energía, con tu vida.
Y si algo he aprendido en los últimos años, es esto: la transformación no es una meta. Es una forma de estar en el mundo.
Este no es solo un relato personal, es una historia de emprendimiento femenino con propósito que quizá te recuerde a ti.
Mi nombre es Noemí, los amigos me llaman Noe, y durante muchos años hice todo “como debía hacerse”: estudié una carrera, saqué una oposición, trabajé en la administración pública. Era abogada y funcionaria. En teoría, lo tenía todo.
Pero dentro de mí, algo no encajaba.
El punto de inflexión llegó cuando fui madre. Mi hija me cambió la vida, no solo por lo que implicaba su llegada, sino porque me llevó a hacerme una pregunta muy concreta: ¿Qué tipo de mujer quiero que ella vea crecer?
Y entonces lo supe: no quería seguir un camino por inercia. Quería ser libre. Quería ser ejemplo.
Así que dejé la función pública, un lugar donde no me sentía bien, donde el entorno no era sano para mí y donde mi valor más profundo —la responsabilidad— chocaba con una cultura laboral que no compartía.
Empecé de cero. Me formé como coach de familias y equipos con mirada sistémica. Durante años acompañé a madres, padres, niños, docentes. Y aprendí muchísimo. Aprendí que para cambiar el mundo de nuestros hijos, primero tenemos que mirarnos a nosotros.
Pero también aprendí lo duro que es emprender sola. Lo solitario. Lo inestable. Me faltaba estructura, tribu y un proyecto que pudiera crecer conmigo.
La llamada de Ringana
Conocía los productos, los usábamos en casa. Pero no fue hasta una etapa concreta, viviendo en Andorra, cuando sentí que quería algo más.
Allí, a pesar de lo bonito del lugar, me sentía sola. Y ese fue el motor que me empujó a dar el paso. Empecé con Ringana buscando lo que no encontraba en otros espacios: una comunidad con valores, alegría, propósito.
Un espacio donde pudiera ser yo.
Y nació Womleaders. Al principio era solo una idea, una intuición. Hoy es una realidad que no para de crecer. Me siento feliz, completa y realizada. Y no me planteo dejarlo por nada del mundo. Para mí, el compromiso —conmigo misma y con el equipo— es una forma de vivir.
¿Y ahora?
Ahora sé que emprender es tomar las riendas de tu vida, con todo lo que eso implica. Libertad, sí. Pero también compromiso. Autonomía, sí. Pero también foco.
Womleaders es mi forma de decirle al mundo: no estás sola, no tienes que hacerlo como los demás, puedes crear tu propio camino.
Aquí creemos en avanzar sin prisa pero con alma.
Aquí los sueños no se juzgan, se acompañan.
Y aquí puedes ser tú, con tus tiempos, con tus ritmos.
Este es mi inicio.
Y tú, ¿te atreves a soñar en voz alta?